Problemas en reformas de casas antiguas

Siempre es necesario y muy recomendable contar con profesionales con amplia experiencia para hacer cualquier tipo de obra o reformas y así evitar problemas y complicaciones, pero cuando éstas se realizan en viviendas antiguas se vuelve imprescindible. 

No es lo mismo actuar sobre un elemento recientemente construido, a tener que hacerlo en uno del que la mayoría de las veces no sabemos en qué condiciones se encuentra. Actuar sin tener en cuenta el estado y composición del soporte, nos puede llevar, sin saberlo, a crear problemas donde antes no los había.

Os mostramos un ejemplo:
 

Las ganas de arreglar la fachada de una antigua casa de campo llevó a los dueños a contratar una constructora que les aconsejó construir una nueva fachada sobre la antigua. El cerramiento original estaba muy deteriorado y les plantearon que esta solución resultaba más barata y rápida de ejecutar, pues dejaba así "protegida" la anterior fachada y por tanto les aportaría mayor seguridad.

Esta actuación dió un nuevo aspecto a la vivienda con gran satisfacción para los dueños, pero al año empezaron a aparecer manchas de humedad tanto en el interior de la vivienda como en el exterior que si bien al principio consideraron una molestia estética, pronto vieron que el problema era mayor y más preocupante.

Se empiezan a ver deterioros en el mortero monocapa, la terminación superficial de la fachada, justo encima del zócalo de piedra natural, siendo más acentuado en la cara sur-este. Se deja pasar el tiempo, pero cada vez el problema va a peor y se producen los primeros desprendimientos.

El deterioro es progresivo y no cesa, por lo que deciden actuar y nos lo encontramos así. 

Por el exterior se ha ido produciendo un deterioro progresivo con una especie de cepillado del mortero monocapa hasta llegar incluso a la pérdida total del mismo en la esquina sur-este. Esto deja a la vista la fábrica de ladrillo con ninguna protección frente a la lluvia y por tanto con una entrada de agua fácil al interior, agravando el problema de humedad que ya hay.

En el interior aparecen manchas de humedad con  abombamientos de la pintura que acaba desprendiéndose de las paredes, dejando el muro original a la vista. 

En el suelo surgen manchas con sales blancas que van soltando polvillo, hasta llegar a desprendeser láminas de la superficie del pavimento, una baldosa cerámica muy porosa. 

Estas manchas en el suelo se extiende a más de un metro desde la pared de la fachada.

Una vez examinado y haciendo una cata de comprobación, nos encontramos con que la nueva fachada quedó totalmente adosada al muro antiguo con morteros ricos en cemento. Además se había eliminado el acabado interior, realizado con yeso, y se había sustituido por pintura plástica. Esta combinación hizo imposible cualquier tipo de transpiración del muro, por lo que combinado con un suelo con un alto grado de humedad ha dado como resultado las patologías encontradas. El agua ha ido buscando un camino de salida y con ello ha ido transportando las sales que contenía, rompiendo y deteriorando lo que encontraba a su paso.

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